Muchas veces se piensa que los principios que rigen las finanzas personales son distintos a los de las empresariales, y eso no es correcto. La diferencia está en el volumen de los recursos involucrados.
Por Jorge Gallo. 06 diciembre, 2021. Publicado en Correo, el 4 de diciembre de 2021.Muchas veces se piensa que los principios que rigen las finanzas personales son distintos a los de las empresariales, y eso no es correcto. La diferencia está en el volumen de los recursos (dinero en efectivo, bienes/productos o servicios) involucrados.
Un ejemplo de ello es el uso que se le da a la tarjeta de crédito. Muchas personas creen que esta es un complemento al sueldo; es decir, que sirve para cubrir la diferencia entre lo que ganan y lo que gastan (gastan más de lo que ganan). Olvidan que este instrumento es un medio de pago diferido (lo que no se paga hoy en efectivo, se paga después en una o varias cuotas, pero con los correspondientes intereses). Puede, entonces, ser una solución temporal a un desfase de liquidez en el entendido de que, luego, se podrá generar los suficientes ingresos para cubrir dicha diferencia, incluidos los intereses. Queda claro, entonces, que el uso frecuente para el fin antes señalado tendrá consecuencias muy malas en el mediano plazo.
Similar caso ocurriría si una empresa generara menores ingresos que egresos y que esta situación se mantuviera en el tiempo. Al inicio podrá financiar dicho desfase con créditos para capital de trabajo; pero, a la larga, esta situación será insostenible.
Usando el mismo ejemplo de la tarjeta de crédito, se puede hacer referencia al principio financiero que sostiene que las necesidades de inversión de corto plazo deben ser cubiertas con financiamientos de la misma naturaleza. Trasladado esto a las finanzas personales, por ejemplo, si se compran alimentos en un supermercado, restaurante o similar (gasto de consumo, ni siquiera inversión), no se puede pretender financiarlo a 18, 24 o 36 cuotas, pues se entiende que se está cubriendo un desfase temporal de liquidez que debería ser corregido en el corto plazo (un mes sería lo ideal o, como máximo, tres meses).
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.